Durante los tres últimos años, los incendios forestales en Bolivia han sido devastadores para nuestros ecosistemas. Esta situación ha significado una amenaza para territorios indígenas, comunidades campesinas y la sociedad boliviana en su conjunto. Entre los impactos ambientales se destacan: pérdida y huida de animales, pérdida de cobertura forestal (y, por tanto, de funciones ambientales vitales como la regulación climática y la provisión hídrica), pérdida de suelo fértil, avance de la erosión, aumento de las emisiones de dióxido de carbono, desertificación y contaminación de cuerpos de agua. Socioeconómicamente, los incendios provocan daños la salud humana, pérdida de pasturas ganaderas y de cultivos agrícolas, baja productividad agropecuaria, desabastecimiento alimentario y déficit de materia prima, entre otros (ABC Paraguay, 2019)[1].
El 2019 fue el año más dañino para Bolivia, los incendios forestales se situaron entre las catástrofes naturales más devastadoras a nivel mundial (EFE, 2019). Es evidente que, desde entonces, los incendios han generado cifras desalentadoras y alarmantes para toda la sociedad. En 2020 y 2021, si bien el impacto general de los fuegos fue considerablemente menor respecto a 2019, el impacto específico sobre las áreas protegidas fue mayor.
Impacto de los incendios del 2019 al 2021
Según la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), comparando los datos de enero a octubre, los incendios del año 2019 afectaron alrededor de 5.7 millones de hectáreas, en 2020 se registraron más de 4 millones de hectáreas y en 2021, 3.4 millones de hectáreas a nivel nacional (Figura 1). Como se puede ver en la figura, en 2020 hubo una disminución considerable de áreas quemadas del 34% en comparación al año anterior y para 2021 la superficie quemada también se redujo, pero apenas en 15% en relación a 2020. Con respecto a la superficie afectada de bosques, se quemaron 1.5 millones en 2019, 600 mil en 2020 y 688 mil en 2021. Al igual que en el caso anterior, del 2019 al 2020 hubo una marcada disminución de la superficie afectada de bosques del 58%. Sin embargo, para el 2021 la cantidad de hectáreas quemadas aumentó en 15%.
En todos los casos los departamentos más afectados fueron Santa Cruz y Beni. En el último año, ambos departamentos concentraron el 94% de las áreas quemadas. Como se puede ver en la Figura 2, los incendios en Santa Cruz disminuyeron en 54% del 2019 al 2020, pero 2021 volvieron a aumentar en 19% respecto al año anterior. En el departamento de Beni, los incendios aumentaron 12% del 2019 al 2020, pero en 2021 disminuyeron en 32% respecto al año pasado.
Incendios en Áreas Protegidas
A pesar que la superficie afectada por los incendios disminuyó considerablemente a nivel nacional del 2019 al 2020, en 2020 se incrementó la presencia del fuego en áreas protegidas, observándose incendios en las 22 áreas protegidas nacionales y subnacionales.
En 2021, el 46% (1.5 millones de hectáreas) de la superficie total quemada se concentró en 36 áreas protegidas nacionales y subnacionales. Las áreas protegidas nacionales más afectadas fueron: San Matías (697.929 ha), Otuquis (136.606 ha) y Madidi (13.498 ha), mientras que las áreas subnacionales más afectadas fueron: Ñembi Guasu (178.332 ha), Grandes Lagos Tectónicos Exaltación (121.929 ha), Itenez (118.689 ha) y Bajo Madidi (111.710 ha), entre otros.
Cabe destacar que, el fuego es apenas un síntoma de un problema mayor que viene registrándose en la última década en Bolivia, la deforestación. La pérdida de bosque implica la pérdida de la posibilidad de regular el clima en el lugar, esto se traduce en sequías más duras que a su vez hacen que el bosque sea material combustible para incendios forestales (INESAD, 2020)[1]. De acuerdo al reporte Frentes de deforestación: causas y respuestas en un mundo cambiante de World Wildlife Fund (WWF), las principales causas de la pérdida de bosques en Bolivia son: (1) la ganadería, (2) la agricultura en pequeña escala y (3) la agricultura de gran escala. Seguido de la construcción de infraestructura de transporte, los incendios forestales y, en menor medida, la extracción de madera a gran escala.[2]
Si bien las cifras de aquí presentadas son desalentadoras, es importante destacar que los últimos dos años se lograron disminuir considerablemente los incendios forestales, respecto a las cifras récord alcanzadas en 2019. Para que estos eventos no se sigan repitiendo, es imprescindible que los esfuerzos de todos los actores involucrados como gobiernos nacional y sub-nacionales, el Servicio Nacional de Áreas Protegidas, fundaciones y ONGs, empresarios, agricultores, ganaderos, pueblos indígenas y comunidades locales, sean mayores, y se busquen soluciones eficientes de forma inclusiva y articulada.
Fuente de datos:
Fundación Amigos de la Naturaleza (2021). Cuantificación de áreas quemadas de enero a octubre 2021. Disponible en: http://incendios.fan-bo.org/Satrifo/areas-quemadas-oct-2021/
[1] Incendios y deforestación: las ocho normas que avivan el fuego en Bolivia. 2020. Disponible en: https://www.inesad.edu.bo/2020/08/24/incendios-y-deforestacion-las-ocho-normas-que-avivan-el-fuego-en-bolivia/.
[2] La deforestación global avanza en 24 frentes, nueve están en América Latina y uno de ellos en Bolivia. 2021. Disponible en: https://www.wwf.org.bo/?365715/La-deforestacion-global-avanza-en-24-frentes-nueve-estan-en-America-Latina-y-uno-de-ellos-en-Bolivia.
[1] Impactos económicos y sociales de los incendios forestales: efectos en todas las escalas. Disponible en: https://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/economico/2019/09/22/impactos-economicos-y-sociales-de-los-incendios-forestales-efectos-en-todas-las-escalas/