El sabor del vino nace en la naturaleza: Ruta del Vino y Áreas Protegidas de Bolivia
En Bolivia, la naturaleza no solo es el hogar de una biodiversidad única, sino también la base que sostiene actividades productivas emblemáticas como la vitivinicultura. La Ruta del Vino, promovida por nuestra aliada ONG PROMETA, demuestra cómo las bodegas y viñedos de Tarija están profundamente vinculados a los ecosistemas que las rodean, especialmente a las Áreas Protegidas nacionales.
Los bosques, montañas y fuentes de agua que fluyen desde estas Áreas Protegidas son fundamentales para garantizar la vida de los viñedos, el sabor auténtico de la uva y la esencia de cada copa que se produce en esta región. La conservación de estos territorios no es solo un acto ambiental, sino una inversión directa en la calidad y sostenibilidad de la producción vitivinícola boliviana.
El proyecto Pasaporte para la Conservación, que impulsa la ONG Conservación Estratégica (CSF), invita a explorar y valorar 19 Áreas Protegidas del país a través de una donación voluntaria y una experiencia única. Cada sello en este pasaporte representa más que un paisaje o una historia; es también un compromiso con el futuro y la garantía de recursos esenciales como el agua y suelos fértiles que sostienen tanto la vida silvestre como las comunidades y cultivos locales, incluidos los vinos excepcionales de la región.
Existe una red diversa de áreas protegidas a nivel nacional, departamental, municipal y también reservas privadas. Estas áreas sostienen los ecosistemas que dan agua, suelos y clima adecuado para actividades como la vitivinicultura.
Áreas protegidas en la región de Tarija
Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía, que protege bosques nublados y yungas andinas y es una fuente estratégica de agua para el sur del departamento.
Reserva Biológica Cordillera de Sama, que resguarda ecosistemas altoandinos y la cuenca de Tajzara, reconocida como sitio RAMSAR y fundamental para el abastecimiento de agua de Tarija.
Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Serranía del Aguaragüe.
Así que celebrar la Ruta del Vino es también brindar por la conservación de estos ecosistemas que hacen posible el arte del vino boliviano. En conjunto, PROMETA y CSF trabajan para que esta riqueza natural siga siendo disfrutada, cuidada y valorada por las futuras generaciones.